La infección producida por el SARS-CoV-2 se denomina COVID 19
(Coronavirus Infections Disease).
La transmisión entre humanos es a través de las secreciones de
personas infectadas, principalmente por contacto directo con gotas
respiratorias de más de 5 micras, capaces de transmitirse a distancias
de hasta 2 metros, así como las manos o los fómites contaminados con
estas secreciones seguido del contacto con la mucosa de la boca, nariz
u ojos.
Los síntomas más frecuentes de la COVID 19 son: tos (74,1%), neumonía
(59,5 %), diarrea (30,1%), dolor de garganta (26 %), falta de olfato
(anosmia),perdida de gusto (ageusia)…
Factores de riesgo: enfermedad cardiovascular, diabetes, enfermedad
respiratoria…
La detección de anticuerpos anti SARS-CoV-2 puede ser muy útil para el
estudio de la infección por el Coronavirus.
El estudio de anticuerpos específicos es adecuado para comprobar la
prevalencia de la infección en la población o en colectivos de
interés.
La especificidad de la detección de anticuerpos frente al Coronavirus
es muy alta y un resultado positivo indica respuesta por anticuerpos
por contacto con el virus.
Los anticuerpos de tipo Ig A e Ig M son marcadores de infección
reciente. Se detectan en un 90 % de los casos entre los días 4 a 7 de
la infección, aumentan hasta el día 14 y luego disminuyen.
Los anticuerpos de tipo Ig G se detectan normalmente a partir del día
8 post infección, van aumentando hasta las 3 semanas y luego
descienden de forma gradual.
Se recomienda la evaluación de Ig G junto con un marcador de infección
reciente (Ig M o Ig A) para hacer una valoración conjunta y aumentar
la sensibilidad diagnóstica frente al Coronavirus.